Pensar en la innovación debería ser un asunto que implica mucho más que cambio o invención. Es necesario ver la innovación como un reto de productividad, que involucra a todos los miembros de una empresa, en virtud de que la innovación individual cada día se hace más difícil.
Es un proceso que requiere disciplina y práctica constante. No es un evento azaroso, producto de una inspiración celestial, y no necesariamente está vinculado a la tecnología: las personas siguen siendo el eje más importante en la innovación.
- Dialogar con los clientes: Los clientes son una fuente inagotable de ideas para innovar, quizás la más importante. Ellos determinan el propósito final de la innovación. En este sentido, la atención al cliente puede ser el canal más valioso para identificar oportunidades inmediatas de mejoras y cambios, tanto en los productos como en los servicios.
- Los clientes internos: Para innovar debemos interesarnos y atender a empleados y colaboradores. Ellos necesitan estar bien capacitados y entrenados. Solo así llegarán a tener compromiso y lealtad, tanto con su trabajo como con la empresa.
- Equivocarse no es fracasar: Para innovar es inevitable equivocarse. Quienes aspiren innovar no deben paralizarse por el miedo al fracaso. Por el contrario, deben sustituir esa palabra por la noción de aprendizaje y deben mantener una actitud positiva y constructiva frente a los obstáculos.
- La formación continua: La innovación no suele verse como resultado de un proceso de trabajo. Más bien se asocia con inventos espontáneos. Pero la innovación requiere esfuerzo y constancia. Es el resultado del hábito y la disciplina para mantenerse alerta y flexible frente a los cambios que nos rodean cotidianamente.
- Pensar junto a otros: Cuando trabajamos en equipo con sincero interés y atención a las ideas de todos sus miembros, se potencian las posibilidades de descubrir nuevas rutas y maneras de hacer las cosas. Aislarse para inspirarse no es una buena práctica, porque una idea se enriquece y se perfecciona con aportes diversos, plurales y variados.
Si conviertes estos valores en parte de la cultura diaria de todos los departamentos de tu empresa, las capacidades innovativas de tu equipo de trabajo florecerá con más fuerza y rapidéz. Recuerda que innovar es una actitud y una disposición a mejorar, crear y prosperar.